4 mar 2010

Éxito o fracaso: la elección es tuya. (Sobre un artículo de Max Horton).

Esta vez, no es el slogan de una bebida cola. Es una decisión que implica una gran responsabilidad.

El cerebro humano funciona en muchos aspectos como un computador, posiblemente el mayor y más completo computador que jamás pueda fabricarse. Al igual que un buen computador, el cerebro también se rige por la noción del "fracaso/éxito" y sólo tiene en cuenta dos valores distintos: 1 y 0.
Ante un mismo problema tratamos automáticamente de aplicar una misma solución sin tener en cuenta los matices de ese problema y por eso en muchas ocasiones fracasamos ya que la solución no es la más adecuada para ese problema concreto.
El fracaso de aplicar una solución errónea puede ser en realidad el desencadenante de un nuevo problema, quizá más grave que el original, ya que origina nuestra frustración.

El aporte de la PNL
La Programación Neuro Lingüística nos ayuda a reprogramar este gran computador cuando algo falla.
El mayor problema al que se enfrenta la PNL, no es ayudar a establecer nuevos circuitos neurológicos en el cerebro para resolver problemas o situaciones cada vez más concretas. Afortunadamente, la mayoría de los profesionales saben establecer en sus consultas las técnicas más adecuadas para que el paciente establezca en su cerebro ese proceso de cambio. Sin embrago, en ocasiones nos encontramos con pacientes que, nada más salir de nuestro despacho, son conscientes de esa necesidad de cambio, pero no saben cómo aplicarlo a sus vidas.
El cerebro, como ya hemos dicho, es un gran computador y como tal cuenta con unos programas sobre los que se desarrolla su funcionamiento práctico.
La PNL se centra precisamente en estos programas que, la mayoría de las veces, dominan nuestros comportamientos habituales. La PNL analiza las manifestaciones externas de la conducta (verbales y no-verbales) y trata de modificar el programa que las rige, para así corregir los comportamientos erróneos.
Se trata, en el fondo, de una reprogramación del cerebro para conseguir los resultados deseados, además de compatibilizar nuestros programas con los de los demás.

Los metaprogramas
Los programas cerebrales están, a su vez, englobados en otros más complejos que rigen su funcionamiento: son los metaprogramas.
Los metaprogramas son innumerables, pero destacaremos de entre ellos el de buscar el acuerdo o el desacuerdo, las similitudes o diferencias con respecto a una situación dada.
Existen personas básicamente "acordadoras" y otras "desacordadoras". Las primeras tienen mayor facilidad para generalizar, buscar parecidos y encontrar espontáneamente acuerdos con la postura del otro. Los segundos destacan las excepciones a las generalidades, buscan las diferencias y llegan rápidamente al desacuerdo con los demás. El primero considera al segundo una persona difícil, un "criticón". El segundo considera al primero un "simple", con el que no hay manera de confrontar ideas.
Un segundo metaprograma íntimamente relacionado con el anterior es la tendencia a orientar el pensamiento hacia lo positivo o hacia lo negativo. Hay personas que tienden a buscar el lado positivo y otros el lado negativo de las cosas.
De cualquier modo, tanto en un caso como en el otro, lo que todos necesitamos es ser reconocidos, ya sea positiva o negativamente ("strokes").
Los "strokes" son respuestas externas a nuestros comportamientos. Estos pueden ser positivos (caricias, besos, abrazos, felicitaciones, entre otros) o negativos (broncas, reprimendas, castigos, etc).
En definitiva, volvemos al comienzo: las similitudes de nuestro cerebro con un poderoso computador. Necesitamos un 1 o un 0 para funcionar, un premio o un castigo, algo positivo o algo negativo, pero en cualquier caso necesitamos un "stroke", un reconocimiento.
Más vale un "stroke" negativo, que no recibir ninguno.
El gran computador necesita un estímulo para funcionar. Una caricia o una bofetada serán suficientes.