También es cierto que los seres humanos nos apoyamos en múltiples recursos a la hora de querer comunicarnos. Y uno de éstos es la metáfora, herramienta ampliamente utilizada en la literatura, pero que encuentra en la Programación Neuro Lingüística un terreno fértil donde desarrollarse.
Si entendemos que la PNL es el arte o ciencia encargada de estudiar la estructura de la experiencia subjetiva, que hace referencia al "proceso" más que a los contenidos y que agrupa tres aspectos del ser humano como son el sistema neurológico, el lenguaje y la programación, seremos capaces de reconocer que la metáfora es un camino legítimo al que las personas echamos mano a la hora de generar conexiones y diálogo con otros.
Hombres y mujeres recurrimos a imágenes, sensaciones y experiencias a la hora de explorar y al expresarnos. Y es ahí donde el recurso de la metáfora cobra relevancia, al convertirse en un recurso rico y auténtico a la hora de llevar a palabras lo que nos ocurre o ha ocurrido en nuestro mundo interior.
Las metáforas tienen mucho que decir en cuanto a su capacidad de describir nuestros “paisajes” internos y en cuanto a su acción en el cambio y la transformación, la visión o el paso a un nivel de conciencia más profundo.
A través de las metáforas, los seres humanos tenemos la capacidad de adentrarnos en este mundo subjetivo.