¿Cuántas veces nos hemos preguntando qué tienen en su cabeza aquellas personas exitosas que se ven en la tv o la prensa?
¿Qué tienen en común Madonna y Obama?
Más allá de su aspecto físico, ¿qué las hace diferentes del resto de los mortales?
¿Qué hace que algunos brillen con su sola presencia? Y no solo me refiero a celebridades. Hay gente que irradia algo especial.
Algo tendrá que ver con el bienestar de esa persona. Y la siguiente pregunta cae sola: ¿dónde está la fuente de ese bienestar?
Alguien dirá de esa persona que está enamorada, es millonaria o practica yoga.
Pero vamos más atrás aún, ¿qué es el bienestar?. ¿debe ser buscado fuera o dentro de uno?, ¿se limita a aspectos físicos?, ¿materiales?
Frente a tanta pregunta, hay varias respuestas. Y al menos una de ellas podría ser la llamada PNL o Programación Neuro Lingüística.
Esta denominación agrupa tres aspectos del ser humano: el sistema neurológico (coordinación física), el lenguaje (interfase entre seres humanos) y la programación (creación de patrones de pensamiento y comportamiento).
En esencia, lo que permite la PNL es descomponer estos tres elementos y luego reestructurarlos de la forma que sea más útil para lo que la persona quiere lograr.
Puede sonar a magia. Pero no lo es.
De entre todas las aproximaciones que hay para definir qué es bienestar, varias coinciden en relacionarlo con un equilibrio entre la persona y su entorno. En una cierta sensación de armonía.
También se le vincula con el concepto de logro.
Y ahí es donde la PNL tiene mucho que aportar. Cuando lo que piensa, siente y hace una persona, está en línea, hay mayores probabilidades que esa persona esté en armonía y logre lo que dijo que se propuso alcanzar.
No sé si Barack Obama o Madonna sepan de qué se trata la PNL, pero ciertamente son personas que han explotado al máximo su potencial. Son líderes que han logrado grandes cosas, que finalmente parecen estar en armonía y alineados entre lo que piensan, sienten y hacen.
sindicar
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